Para
concluir, podemos entender que todos estos enfoques están dirigidos a preservar
y fortalecer las identidades culturales, lingüísticas y comunitarias de las
etnias, buscando la supervivencia y la pervivencia de los grupos étnicos dentro
de los Estados y sociedades modernas. Así
mismo, podemos apreciar que estos enfoques educativos han sido el patrimonio de
las propuestas reivindicatorias de los pueblos indígenas y de las comunidades
afrodescendientes.
Además,
podemos notar que un componente mencionado en cada uno de los enfoques
educativos fue la interculturalidad, entendiendo así que para que exista un
verdadero reconocimiento de la riqueza cultural del territorio Latinoamericano
debe existir una interrelación equitativa entre las culturas, o sea dar un
salto del multiculturalismo o el pluriculturalismo a la verdadera interculturalidad que es aquella que
mira dentro de las estructuras sociales que tradicionalmente excluyen a las
culturas minoritarias para transformarlas, llevándolas a la inclusión real y
practica de dichas culturas, buscando una verdadera dignificación
y valorización de los saberes y conocimientos tradicionales.
Así
mismo, podemos notar que la etnoeducación, la EIB y el SEIP comparten
estrategias participativas, que
promueven el reconocimiento y la vinculación de los saberes de la cultura
propia a la escuela y de la misma manera reconocen el acercamiento y la
participación a los procesos formativos
de las autoridades y de la misma comunidad.